pronostica un incremento de casi el 60% en la demanda de energía primaria y del 100% en el apetito eléctrico. Se prevé que el petróleo, el gas natural y el carbón cubran el 85% del aumento de las necesidades, y que el empleo de oro negro se amplíe un 1,6% anual para abastecer el 95% del transporte global. Y este crescendo continuado supone una subida equivalente de las emisiones de CO2, que, según la agencia, se situarán en 2030 un 62% por encima de los niveles de 2002. Sin embargo, dos realidades físicas pueden convertir este escenario en papel mojado. En primer lugar, el continuo encarecimiento del petróleo, que evidencia una cada vez mayor dificultad para incrementar, año tras año, la producción al ritmo que marca la demanda. Empieza a extenderse el convencimiento de que en los próximos 10 o 15 años, si no antes, se alcanzará el punto de máxima producción mundial, y la disponibilidad del hidrocarburo disminuirá en un 2% o un 3% anual.
[...]El hidrógeno se postula como sustituto del petróleo, sobre todo para el transporte, pero el hidrógeno no es una fuente de energía, y fabricarlo precisa de otros manantiales energéticos, en este caso de la fisión o de la fusión nuclear. Si generar toda la electricidad mediante energía nuclear de fisión supone un programa irrealizable de construcción de reactores, no digamos si, además, quisiéramos producir el hidrógeno necesario para irsustituyendo el petróleo. Sólo queda, por tanto, la fusión.
"Steven Cowley: Fusion is energy's future"
http://www.stumbleupon.com/su/1vhKnY/www.ted.com/talks/steven_cowley_fusion_is_energy_s_future.html
Fuente: http://www.almendron.com/politica/pdf/2005/int/int_1201.pdf
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