Según la revista científica Nature, esta sustancia tiene la habilidad de producir superficies, que al ser cortadas, conservan una fuerte atracción química entre ambas partes.
Las piezas vuelven a juntarse sin necesidad de pegamento o de un tratamiento especial, como si nunca hubieran sido separadas.
Esta extraordinaria característica se logró gracias a una cuidadosa ingeniería de las moléculas en el material.
Los investigadores aseguran que el proceso es prácticamente "verde", y podría serlo completamente con unos pocos ajustes.
"Pequeñas manos"
El secreto de la sustancia radica en la manera en cómo se sostienen las moléculas entre sí.
Según el doctor Ludwik Leibler, quien encabezó la investigación, un pedazo de caucho común es en realidad una molécula con millones de millones de pequeñas unidades que están soldadas químicamente para formar una enmarañada red.
La elasticidad se produce gracias a que los ramales de la red están sujetos como en un acordeón: al estirarlos se alargan, y al soltarlos vuelven a su forma original. Sin embargo al romper el caucho (y la mayoría de cuerpos sólidos), se quiebran también las sueldas químicas, conocidas como enlaces covalentes. Este rompimiento no se puede reparar, así como un pedazo de hule no puede ser remodelado o reformado.
"Queríamos ver si podíamos crear un material parecido al caucho usando pequeñas moléculas", comentó Leibler.
El truco fue reemplazar los enlaces covalentes con conexiones más débiles conocidas como enlaces de hidrógeno. Estos enlaces son como pequeñas manos pertenecientes a moléculas vecinas, que se toman una de la otra, pero que se sueltan al ser cortadas.
Es así que el doctor Leibler se dio cuenta que el nuevo caucho no sólo podría ser reciclado y reformado cuantas veces se necesite, sino que al romperse, separarse o cortarse, las manos estarían estiradas, listas para volver a juntarse.
Fuente: http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/newsid_7256000/7256809.stm#
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