Una micropalanca que tiene en su extremo una punta muy afilada es la principal característica de un microscopio de fuerzas, una herramienta que surgió hace 25 años para “escanear” la superficie de un material y examinar el modo en que sus átomos y moléculas están colocados. En la técnica convencional, esa micropalanca se hace vibrar a una frecuencia dada.
Ahora, “lo que nosotros hemos desarrollado es un microscopio de fuerzas bimodal que, a diferencia del convencional, introduce la excitación y detección de dos frecuencias de resonancia de la punta del microscopio", aclara el investigador del Instituto de Microelectrónica de Madrid (CSIC) Ricardo García, coordinador del método. "Al excitar y detectar dos frecuencias se multiplican por dos los canales de información, lo que implica que, de forma simultánea, pueden obtenerse imágenes de diferentes propiedades de la muestra”.
(Imagen: Ricardo García/CSIC)
El artículo, publicado en Nature Nanotechnology, describe las contribuciones más relevantes del nuevo tipo de microscopía de fuerzas basado en la multifrecuencia, que permite abordar problemas relevantes en energía y nanomedicina. Por ejemplo, se menciona cómo a través de la medición de las propiedades nanomecánicas de diversas células es posible desarrollar nuevos métodos que detecten las primeras etapas de la migración de células cancerígenas.
“Un aspecto muy novedoso de las técnicas de multifrecuencia es su versatilidad. Por una parte, pueden proporcionar con resolución casi molecular medidas de propiedades mecánicas de proteínas en medios casi fisiológicos y escalas de tiempo de milisegundos. Otras aplicaciones aprovechan la sensibilidad y resolución de estas microscopías para caracterizar.
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