Los nuevos hallazgos sobre cómo la luz solar afecta al ADN, proporcionan indicios acerca del origen exacto de sus efectos perniciosos, y derriban las ideas sobre mutación genética que circulan desde hace décadas.
El químico Bern Kohler, de la Universidad Estatal de Ohio, y sus colaboradores, han anunciado que el ADN disipa la energía de la radiación ultravioleta en un tipo de onda de energía que avanza por el borde de la molécula, como si la energía escalara por un lado de la "escalera" helicoidal del ADN. El hallazgo brinda conocimientos cruciales sobre cómo ocurren los daños contra el ADN a lo largo del borde de esa escalera.
También contradice la teoría propuesta en la década de 1960, de que la radiación ultravioleta causa mutaciones al dañar los enlaces entre pares de bases (los "escalones" o "travesaños" horizontales en la escalera). El nuevo estudio muestra que la energía ultravioleta se mueve verticalmente, entre bases sucesivas.
En el ADN intacto o ileso no hay enlaces químicos entre bases verticalmente contiguas. Pero las bases interactúan electrónicamente, por esto Kohler piensa que forman un conducto eficaz para el flujo de la energía ultravioleta.
Aunque las bases emparejadas están conectadas por enlaces químicos débiles, es la interacción que se produce sin enlaces químicos (las interacciones entre las bases apiladas) la que resulta mucho más importante para la disipación de energía ultravioleta.
El estudio se basa en un trabajo de hace cinco años, cuando el profesor de química y su equipo descubrieron que las bases aisladas de ADN convertían la peligrosa energía ultravioleta en calor para evitar daños, del mismo modo en que las moléculas de las cremas protectoras solares protegen a quienes toman baños de sol. Los investigadores estudiaron sólo bases aisladas flotando en agua. Hicieron incidir sobre ellas pulsos cortos de luz ultravioleta, y observaron que la energía era liberada como calor en menos de una billonésima de segundo.
Sus nuevos experimentos muestran que la respuesta del ADN en su conjunto difiere profundamente del de las bases aisladas. Esta nueva investigación ayuda a explicar por qué la mayoría de las fotolesiones se forman entre bases que están en el mismo lado de la hebra de ADN.
El descubrimiento tiene implicaciones claras para la biología, ya que puede ayudar a explicar el proceso de reparación del ADN.
El químico Bern Kohler, de la Universidad Estatal de Ohio, y sus colaboradores, han anunciado que el ADN disipa la energía de la radiación ultravioleta en un tipo de onda de energía que avanza por el borde de la molécula, como si la energía escalara por un lado de la "escalera" helicoidal del ADN. El hallazgo brinda conocimientos cruciales sobre cómo ocurren los daños contra el ADN a lo largo del borde de esa escalera.
También contradice la teoría propuesta en la década de 1960, de que la radiación ultravioleta causa mutaciones al dañar los enlaces entre pares de bases (los "escalones" o "travesaños" horizontales en la escalera). El nuevo estudio muestra que la energía ultravioleta se mueve verticalmente, entre bases sucesivas.
En el ADN intacto o ileso no hay enlaces químicos entre bases verticalmente contiguas. Pero las bases interactúan electrónicamente, por esto Kohler piensa que forman un conducto eficaz para el flujo de la energía ultravioleta.
Aunque las bases emparejadas están conectadas por enlaces químicos débiles, es la interacción que se produce sin enlaces químicos (las interacciones entre las bases apiladas) la que resulta mucho más importante para la disipación de energía ultravioleta.
El estudio se basa en un trabajo de hace cinco años, cuando el profesor de química y su equipo descubrieron que las bases aisladas de ADN convertían la peligrosa energía ultravioleta en calor para evitar daños, del mismo modo en que las moléculas de las cremas protectoras solares protegen a quienes toman baños de sol. Los investigadores estudiaron sólo bases aisladas flotando en agua. Hicieron incidir sobre ellas pulsos cortos de luz ultravioleta, y observaron que la energía era liberada como calor en menos de una billonésima de segundo.
Sus nuevos experimentos muestran que la respuesta del ADN en su conjunto difiere profundamente del de las bases aisladas. Esta nueva investigación ayuda a explicar por qué la mayoría de las fotolesiones se forman entre bases que están en el mismo lado de la hebra de ADN.
El descubrimiento tiene implicaciones claras para la biología, ya que puede ayudar a explicar el proceso de reparación del ADN.
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