Se hicieron pruebas para determinar el comportamiento de esta bacteria, Rhodopseudomonas palustris. Se cultivó la tierra en la cual crecerían las bacterias y se les expuso a una luz que simulaba la luz solar durante el día. Las bacterias interactuaron con el metal, restándole electrones a éste y durante la noche, regresaban los electrones. Este ciclo se repetía día a día, noche tras noche. Los potenciales de reducción y oxidación que tienen estas bacterias no sólo se probaron con el metal, se les expuso a partículas magnéticas, como la magnetita y se descubrió que las bacterias hacían lo mismo con una mayor efectividad.
Se puede inferir que estas bacterias pueden sobrevivir en lugares en los que otras no, ya que su principal fuente de energía son los electrones que extraen de los metales. Los usos potenciales de este tipo de bacterias podrían ser para degradar componentes de una manera más efectiva y barata. Un uso que se le puede dar es para la degradación de metales tóxicos, como el Cr(IV) el cual al ser expuesto a las bacterias puede ser reducido a Cr(III) y ser tratado de maneras más sencillas y baratas que el Cr(IV) que es altamente tóxico.
Las posibilidades de usos bioingenieriles para estas bacterias es enorme, pero dado se reciente descubrimiento aún se están haciendo las investigaciones necesarias para que se pueda saber exactamente de qué manera se podrían usar y cuánto costaría.
- James M. Byrne, Nicole Klueglein, Carolyn Pearce, Kevin M. Rosso, Erwin Appel, Andreas Kappler. Redox cycling of Fe(II) and Fe(III) in magnetite by Fe-metabolizing bacteria. Science, 2015 DOI: 10.1126/science.aaa4834
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