El artículo Researchers at Harvard's Wyss
Institute Develop DNA Nanorobot to Trigger Targeted Therapeutic Responses, publicado en
2012, narra un caso en el que un grupo del Wyss Institute for Biologically Inspired Engineering at Harvard
University desarrolló un nanorobot con ADN de una manera muy particular,
pionera en ese entonces: unió, mediante el método de DNA Origami, cadenas de
ADN en forma de un cilindro sin tapas dividido en dos mitades unidas por una
bisagra. Dentro de tal cilindro pueden almacenarse distintas sustancias, es
decir, distintas moléculas, las cuales sólo serán liberadas cuando el cilindro
se abra, y esto, por su parte, sólo sucederá cuando el cilindro, o el robot,
encuentre una célula a la cual quiera atacar. En su exterior, el cilindro está
“programado” para buscar distintos tipos de superficies proteínicas para así
reconocer las células enfermas; una vez haciéndolo, el cilindro se une a
ellas y libera la molécula que tenga dentro.
Lo curioso de este caso es que
este grupo no almacenó dentro del cilindro un medicamento en específico, sino
más bien, un grupo de anticuerpos que estuviesen programados para darle a la
célula una señal específica, imitando la manera en que nuestros anticuerpos
funcionan. De esta forma, una vez reconociendo, por ejemplo, una célula
cancerígena, los anticuerpos liberados por el cilindro tendrían un código que
le daría a la célula la orden de autodestruirse, la cual es una facultad de
toda célula, por lo que solamente se estaría activando esta capacidad mediante
tal código. Esto es muy prometedor ya que, además de su biocompatibilidad, los
códigos almacenados en el grupo de anticuerpos contenidos en el nanorobot
podrían ser programados no sólo para identificar y eliminar células
cangerígenas, sino para atacar muchas otras enfermedades.
Eduardo Camarillo Abad
150536
Fuente: http://wyss.harvard.edu/viewpressrelease/75/researchers-at-harvards-wyss-institute-develop-dna-nanorobot-to-trigger-targeted-therapeutic-responses
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