En 1960 se consiguió el funcionamiento del primer láser y desde hace 55 años se siguen buscando materiales que emitan luz azul de manera eficiente, sintonizable y estable, y que además sean baratos, fáciles de producir y versátiles a la hora de procesar. “En la actualidad existen diversos materiales comerciales que se acercan a estos requisitos, si bien es cierto que presentan algunos inconvenientes prácticos. En nuestro estudio presentamos una solución que busca contribuir a superar estas limitaciones”, aclara Inmaculada García-Moreno, investigadora del CSIC en el Instituto de Química Física Rocasolano.
A pesar de que no se trata de un material novedoso es la primera vez que se emplean los hidruros de boro o boranos para obtener este tipo de luz. En concreto, en el trabajo los investigadores han recurrido a disoluciones de anti-B18H22.
El material estudiado presenta una resistencia a la degradación superior o similar a la de los colorantes comerciales en la región espectral azul. De este modo, se reduce el número de veces que hay que cambiar el líquido del láser y se abren nuevas vías para resolver problemas de costes, riesgos laborales por su manejo e impacto ambiental, ya que los disolventes que se emplean son tóxicos e inflamables.
Sintetizar nuevos boranos que emitan en otras longitudes de onda (colores) es el siguiente paso que se plantean los científicos del CSIC ya que esto abriría la puerta, por ejemplo, a su posible aplicación en dermatología para eliminar cicatrices, tatuajes o acné así como para tratar lesiones vasculares. “Queda mucho trabajo por hacer para que estos compuestos den el salto al mundo comercial pero la relevancia científica de este descubrimiento marca un hito en la historia del láser, ya que no son muchas las ocasiones en que se desvela una nueva familia de materiales láser”, concluye Luis Cerdán, también investigador del CSIC en el Instituto de Química Física Rocasolano.
El material estudiado presenta una resistencia a la degradación superior o similar a la de los colorantes comerciales en la región espectral azul. De este modo, se reduce el número de veces que hay que cambiar el líquido del láser y se abren nuevas vías para resolver problemas de costes, riesgos laborales por su manejo e impacto ambiental, ya que los disolventes que se emplean son tóxicos e inflamables.
Sintetizar nuevos boranos que emitan en otras longitudes de onda (colores) es el siguiente paso que se plantean los científicos del CSIC ya que esto abriría la puerta, por ejemplo, a su posible aplicación en dermatología para eliminar cicatrices, tatuajes o acné así como para tratar lesiones vasculares. “Queda mucho trabajo por hacer para que estos compuestos den el salto al mundo comercial pero la relevancia científica de este descubrimiento marca un hito en la historia del láser, ya que no son muchas las ocasiones en que se desvela una nueva familia de materiales láser”, concluye Luis Cerdán, también investigador del CSIC en el Instituto de Química Física Rocasolano.
Luis Cerdán, Jakub Braborec, Inmaculada García-Moreno, Angel Costela, y Michael G. S. Londesborough; "A borane laser."; Nature Communications.
Xochitl Xiomara Moreno Baños
ID: 148192
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