Cuando un alimento envasado se deteriora, el envase que lo contiene se hincha y, al abrirlo, tiene un olor característico. Esto ocurre porque el deterioro del alimento provoca la generación de gases, lo que provoca que el envase se hinche y ese olor característico en muchos casos se da por la aparición de aminas, que cambian el pH del medio. Estos cambios, que son muy apreciables cuando el alimento está muy deteriorado, no lo son tanto cuando empieza a deteriorarse. Gracias a estas etiquetas se conocería el estado exacto .
Además de para el desarrollo de etiquetas inteligentes, los científicos apuntan que estos materiales también pueden servir para el control de medios de cultivo, lo que permitiría la fabricación de tejidos u órganos artificiales, además afirman que esta tecnología se puede producir a gran escala ya que la metodología es barata, simple y su multifuncionalidad es de gran aplicabilidad para la industria farmacéutica, alimentaria y biotecnológica. El trabajo ha sido desarrollado gracias a la colaboración entre el Grupo de investigación FQM-297 de la UGR y la spin-off de la UGR nanoMyP®. Los investigadores que participan en ella son Antonio Luis Medina Castillo, Ángel Valero Navarro, Jorge Fernando Fernández Sánchez y el catedrático de la UGR, Alberto Fernández Gutiérrez.
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