Friday, May 08, 2015

Hidrógeno.

Cuando el sol cae, un nuevo reino aparece y el pequeño príncipe lo admiraba, su simpleza era incomprensible; oscuridad con pequeños puntos de luz. Tal vez su vida estaba llena de riquezas pero era complicada y peligrosa. En la luz del día sus enemigos bailaban pero en la noche, la luz de las estrellas mostraban la verdad de las personas. Su obsesión eran las estrellas, el castillo tenia las cortinas cerradas y era iluminado con velas en las paredes pero en la noche las cortinas se abrían para mostrar el cielo estrellado.
Cada año, el príncipe recibe regalos de sus súbditos por su cumpleaños. Estos eran grandes y brillantes, ya que si al príncipe le disgustaba, la persona era lanzada al calabozo y luego sacrificada.
Los campesinos le daban vinos y frutas, los banqueros, oro y los viajeros, tesoros del otro mundo. Pero no todos tenían la suerte de satisfacer al pequeño príncipe. Los sabios del pueblo vivían humildemente y sus regalos eran ingeniosos pero no suficientes para el príncipe; cada año perdían la mitad de su gente porque el conocimiento no era valioso para el príncipe.
Durante la celebración, los sabios Henry Cavendish y Paracelsus esperaban su turno y veían su regalo, un pequeño cubo de cristal con hidrógeno en estado gaseoso, su temor era que el príncipe no viera las posibilidades de su regalo ya que era incoloro y parecía simplemente un cubo vacío.
Un caballero nombró a los sabios, y sus corazones se detuvieron por un segundo. El príncipe los miró y alzó la mano para recibir su regalo. Al darle el cubo, él lo giró y luego rió. Los sabios trataron de hablar pero el príncipe ya había llamado a sus guardias. 
Antes de que llegaran, un sabio se hincó y le dijo al príncipe: “Por favor, piedad. Nuestro regalo es simple pero lleno de posibilidades. No lo podemos ver pero existe, está en nuestra agua, al respirar, las estrellas. Es un gas incoloro antiguo. En los inicios del universo sólo él y el helio existían. Mi príncipe, le damos el principio del todo. Por favor, fue difícil sintetizarlo.”
El príncipe miró a su noble caballero y simplemente asintió, en los ojos de los sabios había miedo y decepción; era su fin. Los guardias los llevaron a su celda y los sabios sólo se sentaron a esperar.
El príncipe escuchó la palabra estrella y volvió a ver el cubo. Parecía vacío pero aun así lo quería cerca, había algo mágico en el. Él le ordenó a su sirvienta que lo pusiera en la mesa cerca de su cama mientras él seguía recibiendo regalos.
En la noche, el príncipe miró el cubo cubo, esperaba algo pero al no ver nada sólo cerro los ojos otra vez. Mientras, los sabios estaban discutiendo las cualidades de su cubo y esperaban que se manifestaran antes que su sentencia. A la media noche dentro del cubo, un líquido compuesto de agua e hidrógeno empezó a precipitar. Medio cubo estaba lleno de agua. Así, la magia del cubo comenzó a mostrarse.
El príncipe al despertar vio que el cubo tenía agua, pero no le prestó mucha atención. Él ha visto vasos de vidrio con agua, este cubo no era nada especial. Las sirvientas veían el cubo con admiración, y se escabulleron con los sabios para preguntarles que era.  Los sabios sonrieron al escuchar sobre su cubo, la magia se esta manifestando pero todavía no sorprenden al príncipe. Ellos le explicaron a las sirvientas que el cubo muestra las propiedades de un elemento, el hidrógeno les pareció interesante por su abundancia en el espacio. Durante los días el cubo mostrará más características, aunque ellos sólo tenían dos días más.
En la noche del segundo día, el cubo se iluminó y rugió despertando al príncipe. Cuando él vio el cubo se sorprendió porque observó un pequeño cohete volando hacia el cielo. Él creyó seguir soñando entonces volvió a cerrar sus ojos para dormir, rogando que el cubo tuviera el cohete en la mañana.
Al despertar, buscó el cohete en el cubo pero ya no estaba, ahora era una imagen mejor. Un espacio negro pero con puntos blancos luminosos, también había azul y rojo. No eran como las estrellas que el veía en el cielo pero eran igual de bellas. Maravillado, buscó a los sabios para liberarlos pero ya era muy tarde. Durante su cumpleaños hubo demasiados prisioneros entonces su padre ordenó la sentencia de muchos, incluyendo a los sabios.
El príncipe lloró mientras veía su pequeño cubo de cristal. Los sabios tenían razón: no porque no lo puedas ver significa que no exista o es nada, ya que de las cosas pequeñas se crean nuevas que son maravillosas y diferentes.
  

FIN

Beatríz López ID. 149823

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