Ese humo que burbujea a los pies de los músicos por el escenario, esa densa humareda que desciende de las probetas del laboratorio de un científico loco, esa espesa niebla que surge del hirviente caldero de una bruja, desciende por sus costados y repta por el suelo… todos estos efectos los provee el hielo seco.
Y, ¿qué es el hielo seco? ¿y por qué se llama así?
El hielo seco es dióxido de carbono puro en estado sólido, de la misma manera que el hielo convencional es agua en estado sólido. Pero si bien el agua se congela a 0 ºC, el dióxido de carbono lo hace a -78,5 ºC. Así pues, el hielo seco está mucho más frío que el hielo de agua.
A temperatura ambiente el hielo convencional comienza a derretirse y, al transformarse en líquido, se moja. En cambio, el hielo seco está seco porque no se derrite. Como el dióxido de carbono no puede existir en estado líquido a la presión atmosférica normal, cambia de estado directamente de sólido a gaseoso: se sublima.
Pero no es el dióxido de carbono en forma gaseosa lo que vemos, la nube que rodea el hielo seco es agua pura. Agua que se ha condensado de la humedad natural del aire gracias a la baja temperatura del hielo seco. Y que en virtud a esa fría temperatura desciende y se mantiene a ras de suelo como si fuera un manto.
Nota sabionda: El CO2 no puede existir en estado líquido a la presión atmosférica normal porque sus moléculas no poseen el suficiente grado de adherencia para adoptar el estado líquido. Así solamente obtendremos CO2 en estado líquido (y sólido) si lo sometemeos a una elevada presión de forma artificial. Así se ha de hacer para rellenar los extintores de CO2.
Nota sabionda: El uso del hielo seco es una práctica muy extendida en los estudios de cine y televisión. Y su efecto es sorprendente porque asemeja vapor que, merced a su alta temperatura, debería elevarse. En vez de eso desciende, formando una falsa niebla.
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Lod peces desempeñan papel clave para el balance de acidos y bases en el oceano
Investigadores dedicados al estudio del balance de ácidos y bases (conocido como PH) en el mar han descubierto que un proceso intestinal de los peces juega un papel clave en el aporte de carbonato de calcio en el mar.
Así lo afirma un artículo que publica hoy la revista Science, y que está basado en un estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad de Miami, la Universidad de Exeter en el Reino Unido, y la Universidad de Columbia Británica, en Canadá.
El balance de ácidos y bases es vital para la salud de los arrecifes de coral y otras formas de vida marina que, a su vez, sustentan el equilibrio biológico del planeta entero.
Hasta ahora, la mayoría de los científicos creía que el carbonato de calcio de los océanos, que se disuelve y hace alcalina el agua del mar, provenía de los exoesqueletos del microscópico plancton marino.
Pero ahora, este estudio devela que un proceso intestinal en los peces hace que éstos aporten, vía excremento, del tres al 15 por ciento del carbonato de calcio marino, si bien esta cifra podría llegar a ser incluso tres veces mayor en determinadas circunstancias.
Los investigadores pronosticaron que los aumentos futuros de la temperatura en el mar y el incremento del dióxido de carbono harán que los peces produzcan aun más carbonato de calcio.
Para llegar a esas conclusiones los equipos crearon dos modelos independientes en computadoras para calcular, por primera vez, la masa total de peces en los océanos.
La cifra a la que llegaron es de entre 812 y 2.050 millones de toneladas de peces con esqueleto óseo. Luego usaron una investigación de laboratorio que estableció que estos peces producen unos 110 millones de toneladas de carbonato de calcio cada año.
El carbonato de calcio es un material yesoso blanco que ayuda a controlar el delicado equilibrio de acidez, o índice PH, del agua del mar, que es vital para la salud del ecosistema marino, y tiene un papel importante en el control de la forma en que el océano absorberá y amortiguará los incrementos futuros del dióxido de carbono en la atmósfera.
Los peces con esqueleto óseo incluyen el 90 por ciento de las especies de peces marinos, pero no los tiburones o rayas.
Estos peces beben continuamente agua del mar para evitar la deshidratación, lo cual los expone a un exceso de calcio ingerido que los animales precipitan como cristales de carbonato de calcio en sus intestinos.
Los peces luego excretan estos sólidos yesosos, llamados a veces "piedra intestinal", en un proceso que es separado de la digestión y la producción de heces.
El estudio mostró que los carbonatos excretados por los peces son químicamente diferentes de los producidos por el plancton, lo que ayuda a explicar un fenómeno que ha intrigado a los oceanógrafos: el mar se torna más alcalino en profundidades menores que las esperadas.
Los carbonatos producidos por el plancton no deberían ser responsables por este grado de alcalinidad porque se hunden intactos a profundidades mayores, y a menudo quedan atrapados en los sedimentos y rocas por millones de años.
Por el contrario los peces excretan formas de carbonato de calcio mucho más solubles que, probablemente, se disuelven completamente entre los 500 y 1.000 metros de profundidad.
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