PROCESAN RESIDUOS DE CROMO TÓXICO Y FABRICAR TABIQUES

Especialistas de la empresa Química Central de México (QCM) desarrollaron un proceso para convertir residuos tóxicos de cromo en materia prima para la elaboración de tabiques, los cuales pueden ser utilizados en la industria de la construcción.
La empresa se dedica a la producción y comercialización de productos químicos derivados de cromo que se utilizan en el curtido de pieles, como el sulfato básico de cromo.
En la producción de este compuesto que se genera un residuo el cromo III (inofensivo para el ser humano y que también se encuentra naturalmente en ciertas plantas y animales), este adquiere un grado mayor de oxidación convirtiéndose en cromo VI, el cual tiene efectos tóxicos y perjudiciales para el medio ambiente.
Fundada en 1970, QCM ha acumulado por varios años 300 mil toneladas de esta sustancia, la cual representa un grave problema de contaminación, por ello se ha puesto en marcha una planta de estabilización para regresar el cromo VI a su estado original.
De acuerdo con el ingeniero Francisco García Fernández, Gerente de Nuevos Proyectos de QCM, esta es la única empresa en el mundo que cuenta con un proceso capaz de reconvertir el cromo VI en cromo III.
“En otras empresas realizan un lavado del residuo de sulfato básico de cromo para extraer parte del cromo VI, sin embargo no llegan a la conversión total de éste, ni tampoco lo aplican a otras ramas de la industria”.
Una vez que el cromo VI es transformado en cromo III, este mineral junto con otros componentes del residuo resultante de la elaboración de sulfato básico de cromo, entre ellos: oxido de hierro, manganesio, cobalto y oxido de silicio, es procesado y convertido en una arena con una gran cantidad de sílice, la cual sirve como materia prima en la elaboración de tabiques.
“Estamos fabricando tabiques, los cuales cumplen con todos los requisitos necesarios de calidad y seguridad para la construcción de viviendas”, comentó en entrevista el ingeniero García Fernández, quien agregó que la idea es vender dichos tabiques a un precio menor que los convencionales.
La conversión
Para convertir el cromo VI en III, el residuo tóxico, acumulado en forma sólida sobre una plataforma, es extraído por medio de trascabos y transportado al área de molienda.

Este material, tiene consistencia semejante al cemento, ingresa al área de molienda gruesa, en donde molinos en forma de martillos lo fragmentan en trozos menores a media pulgada, los cuales pasan al área de molienda fina, en donde otro molino reduce el material a un polvo.
La molienda se desarrolla en un medio húmedo, donde el material es mezclado con agua y transportado al “tanque de pulpa”, de ahí pasa, mediante bombas, al área de reacción química, en donde tres reactores de acero inoxidable realizan un proceso de agitación, calefacción y dosificación con distintos reactivos químicos.
Posteriormente al polvo se le adiciona ácido sulfúrico para reducir la alcalinidad del material y se le inyectan gases reductores para eliminar el cromo VI.
Terminado el proceso se extrae una muestra que es enviada al laboratorio para corroborar que el cromo VI se ha transformado en cromo III, este análisis se realiza mediante un espectrofotómetro.
Finalmente, cuando se comprueba que el residuo de sulfato básico de cromo está libre de cromo VI, se procede a descargarlo en unos cárcamos especiales, acondicionados para la recepción del material, en donde se le extrae toda el agua, misma que se reutiliza en el proceso de conversión del cromo, mientras el polvo se envía al área de fabricación de tabiques.
García Fernández comentó que con este procedimiento no han inventado una nueva tecnología, sino aprovechado la existente para desarrollar un proceso no logrado con anterioridad.
“Antes no se eliminaba totalmente el cromo VI; para eliminarlo al cien por ciento perfeccionamos las condiciones de operación del proceso y ese perfeccionamiento es lo novedoso”.