Este aumento del CO2 emitido por la tierra (unos 98 millones de toneladas por año desde 1989) no contribuirá al efecto invernadero a menos que provenga del carbono que fue retirado de la atmósfera en épocas prehistóricas y que ha estado mucho tiempo fuera del sistema, como el carbono actualmente sepultado en la tundra ártica.
El análisis realizado en este estudio no permite distinguir si el carbono proviene de viejas fuentes o de la vegetación actual creciendo más deprisa a causa de un clima más caluroso. Pero otras evidencias sugieren que el calentamiento está liberando carbono antiguo. Por todo ello, será muy importante determinar las fuentes del carbono extra, tal como señala el ecólogo Ben Bond-Lamberty, del Laboratorio Nacional del Pacífico Noroeste.
Las reacciones bioquímicas liberadoras de dióxido de carbono en las que intervienen las plantas y microbios del suelo sugieren que temperaturas más elevadas provocarán una mayor producción de dióxido de carbono. Pero a diferencia de la cantidad de luz solar que alcanza la Tierra, la respiración del suelo no se puede medir con suficiente fiabilidad desde el espacio mediante satélites, y aún no es posible simularla eficazmente con modelos digitales.
El análisis realizado en este estudio no permite distinguir si el carbono proviene de viejas fuentes o de la vegetación actual creciendo más deprisa a causa de un clima más caluroso. Pero otras evidencias sugieren que el calentamiento está liberando carbono antiguo. Por todo ello, será muy importante determinar las fuentes del carbono extra, tal como señala el ecólogo Ben Bond-Lamberty, del Laboratorio Nacional del Pacífico Noroeste.
Las reacciones bioquímicas liberadoras de dióxido de carbono en las que intervienen las plantas y microbios del suelo sugieren que temperaturas más elevadas provocarán una mayor producción de dióxido de carbono. Pero a diferencia de la cantidad de luz solar que alcanza la Tierra, la respiración del suelo no se puede medir con suficiente fiabilidad desde el espacio mediante satélites, y aún no es posible simularla eficazmente con modelos digitales.
Los investigadores revisaron estudios anteriores para ver si podían cuantificar los cambios en la respiración global del suelo. Bond-Lamberty y su colega Allison Thomson, que trabaja en el Instituto Conjunto de Investigación sobre el Cambio Global, un centro ubicado en College Park, Maryland, y gestionado por el Laboratorio Nacional del Pacífico Noroeste y por la Universidad de Maryland, examinaron 439 estudios sobre respiración del suelo publicados entre 1989 y el 2008.
Después de compararlos con análisis estadísticos, los investigadores llegaron a la conclusión de que la cantidad total de dióxido de carbono que fue emitida por el suelo en 2008 fue mayor que en 1989. Además, el aumento de las temperaturas globales se correlacionó significativamente con el aumento del flujo global del carbono.
Investigaciones previas sobre el cambio climático ya habían mostrado que las zonas árticas tienen mucho más carbono antiguo almacenado que otras regiones. Usando la base de datos completa confeccionada a partir de los estudios, el equipo ha estimado que el carbono liberado en las latitudes árticas y la zona norteña adyacente se elevó en un 7 por ciento aproximadamente. En las regiones templadas el aumento fue de un 2 por ciento. Y en las tropicales alcanzó un 3 por ciento. Ello concuerda con los resultados de otras investigaciones.
Después de compararlos con análisis estadísticos, los investigadores llegaron a la conclusión de que la cantidad total de dióxido de carbono que fue emitida por el suelo en 2008 fue mayor que en 1989. Además, el aumento de las temperaturas globales se correlacionó significativamente con el aumento del flujo global del carbono.
Investigaciones previas sobre el cambio climático ya habían mostrado que las zonas árticas tienen mucho más carbono antiguo almacenado que otras regiones. Usando la base de datos completa confeccionada a partir de los estudios, el equipo ha estimado que el carbono liberado en las latitudes árticas y la zona norteña adyacente se elevó en un 7 por ciento aproximadamente. En las regiones templadas el aumento fue de un 2 por ciento. Y en las tropicales alcanzó un 3 por ciento. Ello concuerda con los resultados de otras investigaciones.
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