Después del accidente de Chernóbil, se construyó un "sarcófago" a base de miles de toneladas de hormigón, plomo, arcillo y vertidos que sepultan el reactor 4. Sin embargo, dicho sarcófago se encuentra averiado debido a la radiación.
En 2007, las empresas francesas Vinci y Bouygues -dos gigantes de las obras públicas- ganaban el concurso para la construcción del segundo sarcófago de Chernóbil. La idea era cubrir el reactor número 4 accidentado y su combustible, que siguen contaminando. Tres años después del concurso, las obras siguen sin comenzar. Una radiación en los suelos en torno a la central, superior a la prevista, lo complica todo. El segundo sarcófago de Chernóbil, a la vista de los planos presentados, es una obra gigantesca. Al precio presupuestado de 432 millones de euros, la inmensa bóveda metálica antirradiación de 257 metros de envergadura y 105 metros de alto debe envolver por completo el exterior del reactor número 4. Y envolver, sobre todo, el primer sarcófago de cemento, el construido con toda urgencia pocas semanas después de la hecatombe de abril de 1986 que, según el informe de 2005 de la OMS, provocó 50 muertes directas y ha podido causar más de 4.000 a causa de la radiación. Ahora, esa primera cápsula amenaza repetidamente con derrumbarse y, de hecho, ya se han caído hasta 150 metros cuadrados de su techo metálico. El nuevo sarcófago pesará 18.000 toneladas de metal (tres veces la torre Eiffel). Con ese acero, y con otro componente metálico cuya identidad es celosamente guardada, el objetivo declarado es confinar totalmente el primer sarcófago y sus fisuras.
El problema es el corazón del reactor número cuatro, cuyo combustible, en fusión, atravesó el suelo de su cajón, fundió la totalidad del recinto del reactor, y fue a colarse en los subsuelos de la central, a 20 metros bajo tierra. Para edificar el segundo sacórfago de la central, Vinci y Bouygues han planificado construir primero la bóveda metálica por partes en un punto alejado, al oeste del reactor. Después, blindarán la totalidad de la estructura y la cubrirán de una piel metálica, que además de acero podría llevar un material de absorción de radiaciones. Una vez armada la estructura y completado ese escudo, se preveé deslizar las 18.000 toneladas de peso sobre unos raíles, llevarlas sobre la central accidentada y su primer sarcófago, y posarlas sobre unas pilonas, que apenas sobresaldrán del suelo y tendrán sus propios cimientos.
Estudios preliminares han demostrado la presencia de grandes equipamientos metálicos enterrados y altamente radiactivos, razón por la que surgen muchos problemas para excavar los cimientos.
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