Los llamados metales pesados, pueden considerarse como tal dependiendo a veces de su densidad, de su peso (aquellos elementos químicos que poseen un peso atómico comprendido entre 63.55 (Cu) y 200.59 (Hg)), o de su número atómico, pero principalmente se relaciona con su toxicidad. Los más conocidos son el mercurio, el plomo, el cadmio, el arsénico, el níquel, el estaño y el talio entre otros. Su toxicidad ha sido identificada ya desde hace muchos años, por ejemplo los médicos griegos y romanos ya diagnosticaban síntomas de envenenamientos agudos por plomo.
Muchas veces, estos metales entran en contacto en con el medio ambiente, principalmente los mares por lo procesos industriales o mineros. Tales metales resultan peligrosos debido a que muchos de éstos no son química o biológicamente degradables, una vez emitidos pueden permanecer en el ambiente cientos de años, además de que causan perturbaciones a los ciclos biogeoquimicos, de hecho, este tipo de metales son bioacumulables, es decir, se almacenan fácilmente y aumentan su concentración en un organismo biológico en un cierto plazo.
Muchas veces, estos metales entran en contacto en con el medio ambiente, principalmente los mares por lo procesos industriales o mineros. Tales metales resultan peligrosos debido a que muchos de éstos no son química o biológicamente degradables, una vez emitidos pueden permanecer en el ambiente cientos de años, además de que causan perturbaciones a los ciclos biogeoquimicos, de hecho, este tipo de metales son bioacumulables, es decir, se almacenan fácilmente y aumentan su concentración en un organismo biológico en un cierto plazo.
La concentración de metales pesados en los seres humanos se da por la ingesta de plantas o animales que a su vez están contaminados con dichos metales ya que el destino final de la mayoría de los metales pesados es el mar. De esta forma, los seres vivos pueden incorporar en su organismo paulatinamente ciertas concentraciones de metales pesados, que después de cierto tiempo puede causar enfermedades e intoxicaciones crónicas, dañando tejidos u órganos.
Sin embargo, no todos los metales resultan ser dañinos para los seres vivos, existen en nosotros bajas concentraciones de metales que son indispensables para nuestras diversas funciones biológicas, por ejemplo, en los sistemas enzimáticos están presentes el cobalto, el zinc o molibdeno, o el hierro que forma parte de la hemoglobina.
Sin embargo, no todos los metales resultan ser dañinos para los seres vivos, existen en nosotros bajas concentraciones de metales que son indispensables para nuestras diversas funciones biológicas, por ejemplo, en los sistemas enzimáticos están presentes el cobalto, el zinc o molibdeno, o el hierro que forma parte de la hemoglobina.
Pero volviendo al tema de la contaminación causada por los metales pesados en los mares, éstos se encuentran normalmente en forma de coloides, sólidos en suspensión o como iones y cationes. Los coloides dan lugar a la formación de hidróxidos. En este caso, se presenta un sistema regulador entre los metales y el agua de mar, lo cual esta directamente relacionado con el equilibrio que existe en el mar.
Cuando existe un incremento de la salinidad se da una competencia, entre metales pesados y metales grupos I y II, esto se traduce en la expulsión de los metales pesados, y su devolución a la columna de agua. Por otra parte, un incremento en el pH genera la inestabilidad de los compuestos reducidos (sulfuros), poniendo el metal en solución.
Un decrecimiento del pH tiene dos efectos: induce la disolución de compuestos metal-carbonato y aumenta la solubilidad de los metales disueltos.
La consecuencia directa de todo este proceso es la formación del denominado drenaje ácido.
A pesar de todos los peligros causados por la contaminación por metales pesados el mercurio todavía se utiliza en las minas de oro de América Latina. El arsénico, junto con los compuestos de cobre y cromo, es un ingrediente muy común en los conservantes de la madera. El aumento del uso del carbón incrementará la exposición a los metales porque las cenizas contienen muchos metales tóxicos que pueden ser aspiradas hasta el interior de los pulmones.
Cuando existe un incremento de la salinidad se da una competencia, entre metales pesados y metales grupos I y II, esto se traduce en la expulsión de los metales pesados, y su devolución a la columna de agua. Por otra parte, un incremento en el pH genera la inestabilidad de los compuestos reducidos (sulfuros), poniendo el metal en solución.
Un decrecimiento del pH tiene dos efectos: induce la disolución de compuestos metal-carbonato y aumenta la solubilidad de los metales disueltos.
La consecuencia directa de todo este proceso es la formación del denominado drenaje ácido.
A pesar de todos los peligros causados por la contaminación por metales pesados el mercurio todavía se utiliza en las minas de oro de América Latina. El arsénico, junto con los compuestos de cobre y cromo, es un ingrediente muy común en los conservantes de la madera. El aumento del uso del carbón incrementará la exposición a los metales porque las cenizas contienen muchos metales tóxicos que pueden ser aspiradas hasta el interior de los pulmones.
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