La profecía del Ekasilicio:
Del libro del profeta
Mendeleiev: 1,6-32
Yo,
Mendeleiev, vi a un enviado del cielo bajar, su poder era inmenso y con sus
transistores y fotodetectores iluminaba la Tierra, sus amplificadores regocijaban
multitudes enardecidas, se hacían radares e innovadora óptica de él, y su forma
cristalina, gris y brillante traía paz a los enfermos.
Estén
atentos y busquen en las minas pueblo de Alemania, que entre sus hijos estará quien
descubra al treintaidosavo súbdito del universo, un elegido del grupo cuatro
para mostrarnos su Bandgap, quien a pesar de su dureza para guiar nos confiará óxidos
anfóteros y cinco isotopos estables.
Esto
sucederá para confirmar el nuevo orden de los elementos y favorecerá la fe de
los hombres en él, abrácense los unos a los otros que la hora se acerca.
Palabra del Señor, gloria
a ti, Universo.
Sonethelio
Semejante:
No importa si es cada
eclipse solar
Que puedo verte volar, no
importa,
Mas si las voces agudas de
van,
No estás y dos negaciones
no afirman.
Hexagonales no importan
ni tus formas,
Si eres tres o cuatro o
seis, si eres radioactivo,
Si eres fusión de
hidrogeno que, así te admiro,
Aunque no me quieras, inicialmente me importas.
Si pudieras no ser superfluo
y frio,
Si vieras al mundo
gracioso y vivo,
Pequeño cariño mío, déjate vivir.
Y es que no te entiendes
ni a ti mismo,
Así a nadie le pasa por la
nariz,
Menos por los ojos tu
noble existir.
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