El instituto de ciencia y tecnología de los alimentos (IFST) del Reino Unido reclama cautela ante la introducción de las nanotecnologías en los alimentos, argumentando que se debe garantizar a los consumidores que cualquiera de estos avances es necesario y seguro.
En una declaración de información sobre el uso de la nanotecnología en la industria alimentaria, publicado el 14 de febrero, IFST afirma que la mayoría de las principales empresas alimentarias siguen con interés los beneficios potenciales de las nanociencias. Kraft Foods fue la primera empresa en fundar un laboratorio de nanotecnología en 1999, mientras que Unilever y Nestlè cuentan con investigadores que estudian el uso de la nanotecnología en los alimentos.
De hecho, un estudio elaborado por Helmut Kaiser Consultancy en 2004 informó que había más de 180 aplicaciones nanotecnológicas para la industria de alimentos en varias fases de desarrollo y que el número de solicitudes de patentes en este campo crece rápidamente. El valor del sector podría ascender a unos 20.000 millones de dólares estadounidenses, según reveló el estudio.
"Para la mayoría de estas aplicaciones, las preocupaciones relativas a la seguridad parecen ser insignificantes", informa la declaración de IFST, añadiendo que muchos métodos tradicionales de elaboración de alimentos cocinados se basan en la modificación de nanoestructuras que ocurren de forma natural. No hay actualmente pruebas suficientes que den alguna pista sobre si las nuevas aplicaciones de nanotecnología en los alimentos serán bien acogidas por los consumidores, sin embargo, la experiencia con alimentos modificados genéticamente demuestra que convencer a la gente de las excelencias de la tecnología de alimentos que no son comprendidas por completo podría suponer un reto considerable.
"La mayor preocupación potencial se centra en torno a la posible ingestión de nanopartículas libres", afirma la declaración. "Ello se debe en parte al pequeño tamaño de las partículas, que les permitiría llegar a regiones dentro de las células o los tejidos normalmente inalcanzables para las partículas macroscópicas de la misma composición. Por lo tanto, es posible que sean inadecuadas las pruebas convencionales sobre toxicidad.
Como conclusión, el IFST cree necesario considerar las nanopartículas como nuevos materiales potencialmente dañinos que requieren de pruebas rigurosas de seguridad. Los datos toxicológicos y sobre seguridad presentados para respaldar las solicitudes de autorización deben estar abiertos a la revisión paritaria pública, y los borradores de opinión elaborados por las autoridades de autorización deben ser también de dominio público. Por último, la elección de los consumidores y su seguridad podrían mejorarse con la introducción de disposiciones adecuadas sobre trazabilidad y etiquetado, concluye la declaración.
Para leer la declaración completa del IFST, visitar:
http://www.ifst.org/hottop45.htm
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