Sunday, April 01, 2007

Proyecto Milagro


Este jueves, el Hércules C-130, equipado con instrumental operado por 18 científicos realizará su primer vuelo hacia la Ciudad de México
En la atmósfera de la Ciudad de México existen partículas procedentes de Europa y Asia, según pudieron comprobar los científicos que participan en el proyecto MILAGRO (Megacity Initiative: Local and Global Research Observations), que desde hace 12 días analizan los contaminantes de la zona metropolitana.
“El monóxido de carbono producido por los procesos de combustión en una región como Asia tardan hasta siete días en llegar a América y también a la Ciudad de México”. “¿Cómo sabemos que ese monóxido es asiático? Porque en ocasiones, viene acompañado de clorofluorocarbonos (causante del agujero en la capa de ozono), un químico erradicado de su consumo en occidente y aún utilizado en algunas áreas de oriente”. De Europa llega monóxido de carbono, cuya ruta de entrada es por el Golfo de México.Marcelo Vega, investigador de la Universidad de Iowa.
Con laboratorios a bordo de seis aviones, los científicos estudian cómo se desplazan los contaminantes en el mundo.
Cada mañana, en un centro de operaciones instalado en el Puerto de Veracruz, 40 especialistas evalúan los contaminantes de la atmósfera del Valle de México y determinan cuáles provienen de otros continentes.
Instrumental de monitoreo instalado en los aviones -tres de ellos de la Agencia Espacial estadounidense (NASA)-, detecta la composición de los contaminantes y sus reacciones en la atmósfera.
Para lograr lo anterior utiliza rayos láser y muestras analizadas en tiempo real y en pleno vuelo.
Así, a los 900 vuelos registrados cada día sobre el espacio aéreo de la Ciudad de México, se añaden, en marzo, ocho viajes de aviones científicos.
Son laboratorios instalados a bordo de seis unidades, tres de ellas de la Agencia Espacial (NASA), el Centro de Investigaciones Atmosféricas, el Servicio Forestal y el Departamento de Energía de Estados Unidos.
“La contaminación de una megaciudad como el Valle de México puede pasar inadvertida, pero migra de una región a otra y si sumamos todas las metrópolis, cada vez con más vehículos, tenemos un fenómeno que altera la atmósfera del planeta y eso tratamos de entender”.Sasha Madronich, investigador del Centro de Investigación Atmosférica de EEUU.
Los científicos a cargo de la operación de los aviones equipados con instrumentos de medición, determinan entonces los planes de vuelo de los seis aviones.
“Cada uno, incluido el que sale de Houston, tiene un objetivo, un contaminante por medir, alguna reacción química por estudiar, una altitud en específico o un sitio en particular”.José Meeting, coordinador de operaciones de los vuelos.
Una de las naves, el pesado Hércules C-130, con 45 toneladas de peso, además de los 35 mil litros de turbosina, está equipado con instrumental operado por 18 científicos, que conducen 20 proyectos de investigación.
Por el peso del avión, en vez de Toluca, Puebla o Querétaro, con mayor altitud, los especialistas eligieron Veracruz como centro de operaciones, porque al estar al nivel del mar disponen con mayor rango de vuelo, pues al despegar de alguna de esas ciudades habrían tenido que cargar menos combustible.
“Una pregunta por responder es determinar si los incendios forestales registrados en esta época en otras regiones del país incrementan la contaminación de la ciudad de México en un porcentaje que podría ir de 10 a 20 puntos”. Los planes de vuelo son trazados para seguir los contaminantes “viejos” y los “nuevos”.Robert Yokelson, investigador de la Universidad de Montana.
Los tres sitios terrestres instalados en el Valle de México detectan con sus propios aparatos de medición cuáles son los contaminantes generados por el parque vehicular.
Algunos aviones tienen la misión de seguir a los contaminantes recién emitidos y otros a los que, al cabo de dos, tres o cuatro días, continúan en la atmósfera, en otras regiones y como parte de otras reacciones.
Este jueves, habitantes de la metrópoli podrán observar el desplazamiento del avión Hércules C-130, cuyo plan de vuelo prevé tomar mediciones en el rango de un kilómetro sobre el nivel del suelo. La trayectoria de cada vuelo del proyecto Milagro es previamente aprobada por la Secretaría de la Defensa Nacional.
El capitán Jorge Huicochea, oficial de la Fuerza Área Mexicana, participa todos los días en la elaboración de los planes de vuelo de las naves científicas.
A 20 kilómetros del Aeropuerto de la Ciudad de México se localiza la base área militar de Santa Lucía.Sobrevolar esa zona limitada requiere autorización y se les otorga en función de las necesidades del estudio, anotó el oficial.
“Ellos tienen el compromiso de compartir con nosotros todas las bases de datos que obtienen y eso nos servirá para conocer más sobre el fenómeno de la contaminación y nuestro espacio aéreo”, indicó Huicochea.

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