Los investigadores tuvieron éxito al combinar dos ingredientes para obtener lo que Bao llama "lo mejor de ambos mundos" -- la habilidad de regeneración de un polímero plástico y la conductividad de un metal.
Comenzaron con un plástico consistente de largas cadenas de moléculas unidas por puentes de hidrógeno.
"Estos enlaces dinámicos le permiten al material regenerarse", dijo Chao Wang, un co-autor de la investigación. Las moléculas pueden separarse fácilmente, pero cuando se vuelven a unir, los enlaces se reconocen entre ellos y restauran la estructura del material después de que fue dañado. El resultado es un material flexible, el cual aún a temperatura ambiente, se siente como un saltwater taffy que se ha dejado en el refrigerador.
A este polímero, los investigadores añadieron pequeñas partículas de niquel, lo cual mejoró su fuerza mecánica. Las superficies a nanoescala de las partículas de níquel son ásperas, lo cual resultó ser importante en hacer el material conductor.
El resultado fue un polímero con caracterísitcas no comunes. "La mayoría de los plásticos son buenos insuladores, pero éste es un conductor excelente", dijo Bao.
http://news.stanford.edu/news/2012/november/healing-plastic-skin-111112.html
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