Arsénico
Era el noveno congreso de química, las
personas amontonadas en el auditorio como un cardumen de peces desorientados, a
voces susurrantes podías escuchar el egoísmo de la multitud, quejas de
problemas, emociones y deudas. La gente es tan predecible pensé, conforme el
tiempo pasaba me di cuenta que un hombre de tez blanca, de aproximadamente unos
60 años subió por el pequeño podio y situándose en el estrado. Se dirigió hacia
nosotros. Sus ojos eran pasivos como un anciano sin esperanza, su mirada un
tanto perdida, añoraba respeto o al menos comprensión, el silencio fue presente
y seguido a esto el hombre comenzó a hablar. La conferencia fue exhaustiva,
jamás había escuchado a un hombre dominar tanto su tema y aburrirme tanto con
el mismo, al paso de las dos horas y media el martirio cesó, el hombre sonrió y
dijo “gracias por escucharme espero haber cambiado sus vidas“ alejándose de la
audiencia sigiloso y tembloroso sin saber que sería su último discurso.
Dos
días después de aquel congreso, la monotonía se volvía a hacer presente, mi vida era un desorden, era un alma perdida
en la ignorancia de la misma. Después de comer encendí la televisión, como
siempre no había nadie a mi lado para compartir ese momento. Harto de ver
programas policiacos y documentales, decidí ver que acontecía con la sociedad.
El canal de noticias nunca llamo mi atención, siempre supe que las noticias
eran enmascaradas en verdades acontecientes con el fin de ocultar una verdad mayor.
Para mi sorpresa la noticia del día era relacionada al conferencista.
GRAN CIENTIÍFICO ASESINADO, este era
el título abordante de la noticia. Como es costumbre las cadenas televisoras
exageran para llamar la atención, no obstante seguí viendo de qué se trataba,
al cabo de una larga biografía, la cámara se enfocó hacia el juicio. Una mujer
no mayor de 50 años se encontraba en el banco de acusados, su hija frente de
ella, con una mirada intimidante pero llena de pena y dolor acusaba a su madre
de haber matado a su esposo y en este caso a su padre.
Un
mes después la madre fue sentenciada a pena de muerte, las pruebas concluyeron
que fue envenenamiento, envenenamiento por arsénico. Al parecer la noticia era
esperada, a nadie le importaba la condena de una persona o la muerte de otra,
pero a mí sí. La televisión me mostró a una señora temerosa y sus ojos
reflejaban inocencia, una inocencia que ni siquiera las pruebas pueden negar.
Después
de mi cena subí a mi oficina, los pasos sonaban en el ambiente inhóspito como
una llamarada de soledad, pareciese como un sinfín de miradas en contra mía, al
llegar a mi escritorio (repleto de papeles sin utilidad) divagué
“envenenamiento por arsénico” ¿no es así?, después de una sonrisa sin sentido,
decidí investigar acerca del científico. Se había casado a los 23 años con
quien ahora es su viuda, 2 años después tuvieron una hija adoptiva y se
establecieron con el tiempo. La tristeza invadió en mí, como una familia se
desintegra por la inconformidad de un miembro, me lleva a pensar que somos como
un fichaje de dominó a punto de caer.
Recordaba
los ojos de la señora, cuales seguían diciéndome que no era culpable, que
alguna equivocación debió ocurrir, o que la hija estaba detrás de todo esto,
sin embargo no llegaba a nada. No tenía información, ni siquiera convicción
para indagar en este tema.
Después
del desperdicio de horas y horas, acompañado de la madrugada, como un manto acogedor.
Llego a mi mente investigar de la razón de la muerte, ¿Qué es arsénico? Me
pregunte, seguido a esto, comencé a investigar: la poesía es un medio de
expresión en todos los casos, el arsénico corre en corrientes de aguas y
sentimientos, peligroso tanto en día como en noche, el anonimato lo distingue
pero los engaños lo llaman. Fue
descubierto por experimentación, como queriendo jugar a ser dios, pobre Magno
si hubiese sabido lo que representaba el obtenerlo jamás lo hubiese hecho,
cuantas muertes trajo, intoxicaciones, enfermedades. Sin embargo como todo
elemento la belleza está presente, artísticamente es la vibración del sentido,
la impregnación de un color para reflejar lo que somos, tan de antaño como la
Grecia antigua y tan volátil como la pirotecnia. A pesar de ser poco encontrado en nuestra
tierra, arsénico sabe destacarse, destruyendo todo a su paso, tomándonos por
igual, su obtención es incluso más sorprendente, pareciese que se esconde,
pareciese desapercibido, proveniente del cobre y plomo o de la generación
molecular de otros elementos, el arsénico es un universo en nuestra mente que jamás
llegaremos a comprender. Sin importar lo tóxico, lo puro es normal en él,
preservador de madera y desintegrador del alma. Después de todo, sus
propiedades van más allá de los fines codiciosos del humano, permitiendo la
conducción de energía o la proliferación bacteriófaga.
Días
pasaron como el viento en las hojas, al parecer solo había sido un hecho fugaz,
la gente regresaba a su vida, sin importar la muerte de uno de los suyos o la
sentencia de alguien. Mi interés cada vez aumentaba, sacaba todas las
posibilidades del asesinato, parecía un niño en plena diversión, sabía que la
esposa no era la culpable, sabía que había algo más o en todo caso alguien más.
Dos
semanas después acudí con la hija del difunto, amablemente le pregunte acerca
del trabajo de su padre y la relación con su madre, incluso para mí era
sorprendente sus respuestas. Sonaba tan triste, tan alejada de lo que llamamos
sentido humano que decidí alejarme para que la culpa no recayera en mí...
El
caso no tenía nada que ver con mi vida, tal vez era una manera de darle sentido
a mi existencia, o de no sentirme tan solo en este mundo en el cual la gente
busca todo en la nada. Quería ayudar a una persona, ser alguien importante o al
menos parecerlo; y así paso el tiempo
Capitulo 2 Día de una muerte cualquiera
Mis ojos estaban sufriendo, fatigantes de
dolor, sin sentido de parpadeo o de señales de complacencia, alejaba cada papel
en busca de una respuesta. La hija no fue, repetía una y otra vez, entonces
llego a mí la respuesta como una razón de ser.
Tomé mis cosas rápidamente para salvar a una
persona libre de culpas, encendiendo el carro al mismo tiempo que mis ideas se
dispersaban. Cuando llegue al lugar era demasiado tarde, la esposa había
muerto, fue una muerte sin dolor dijo un policía a otro, mientras el cuerpo era llevado lejos de la audiencia.
Mi emoción pasó de la euforia a la ira, era el único que sabía la verdad pero
saberla no cambiaría nada.
“Sin que ellos se mataran entre sí, él arsénico mato a
ambos”
.-A-.
Referencias:
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