Así que cuando piensen en la naturaleza improbable de lo que les voy a contar en los próximos minutos sólo recuerden que vinimos de materia del planeta Tierra. Y pasamos por una variedad de mundos. Los expertos en ARN hablan del mundo del ARN. De algún modo llegamos a las proteínas y al ADN. Luego llegamos al último ancestro. La evolución irrumpe… eso es lo genial. Y aquí estamos. Pero hay un obstáculo que no podemos superar. Se puede decodificar el genoma, ir hacia atrás, podemos vincularnos todos por un ADN mitocondrial, pero no podemos ir más allá del último ancestro, la última célula visible que pudimos secuenciar o a la cual nos retrotraemos en la historia. No sabemos cómo llegamos aquí.
Hay dos opciones: diseño inteligente, directo e indirecto; es decir, Dios o mi amigo. Ahora bien, hablar de que E.T. nos puso allí, o a otra forma de vida, sólo posterga el problema para más adelante. No soy político, soy científico. Lo otro en que tenemos que pensar es en el surgimiento de la complejidad química. Esto parece más probable. Hay una especie de caldo primigenio. Y da la casualidad que ésta es una buena fuente de los 20 aminoácidos. Y que de algún modo se combinaron estos aminoácidos y empezó la vida. Pero, ¿qué significa que empezó la vida? ¿Qué es la vida? ¿Qué es esto de la vida?
En mi propio laboratorio el modo en que tratamos de crear vida inorgánica es mediante muchos y distintos formatos de reacción. Estamos tratando de hacer reacciones… no en un frasco, sino en decenas de frascos, y conectamos, como pueden ver en este sistema de flujo, todos estos tubos. Podemos hacerlo con microfluidos, podemos hacerlo litográficamente, podemos hacerlo con impresoras 3D, podemos hacerlo en gotas para los colegas. La clave es tener un montón de procesos químicos complejos burbujeando. Pero eso probablemente termine fracasando, por eso tenemos que centrar más la atención.
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